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El temperamento nos habla de la parte innata de cada persona, de cada niño. El temperamento no cambia a lo largo de la vida y determinará el modo de percibir los acontecimientos vitales y de recibir y enviar información con el entorno.

Como padres y docentes comprender el temperamento de cada niño y alumno nos da la varita mágica para la gestión de la comunicación con el pequeño. Saber comunicarnos con el niño nos abre la puerta a su mundo y le conecta a él con el nuestro posibilitando su aprendizaje y garantizando que la información le llega de una forma que pueda asimilarla.  Además al reconocer sus tendencias innatas podremos ayudarle en la gestión de sus impulsos y tendencias en beneficio de su propio desarrollo. Saber comunicarnos con el niño y saber que la información le llega de una forma que pueda asimilarla, y enseñarle a gestionar sus propios impulsos y tendencias en beneficio de su propio desarrollo...ETC.

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